viernes, 15 de abril de 2016

Orígenes del nacionalismo revolucionario

El nacionalismo surge junto con el liberalismo en la Europa del siglo XIX cuando se produjo el declive del Antiguo Régimen y su sustitución por el Nuevo Régimen. Las bases del nuevo sistema se sustentaron en una nueva forma de pensar fundamentada en la ideología liberal y nacionalista. El punto de partida de este proceso fue 1789 pese a los acuerdos contraídos en el Congreso de Viena, las ideas gestadas en la Revolución Francesa evolucionaron. Así el liberalismo y el nacionalismo adquirieron matices para acabar definiéndose como elementos fundamentales de los estados liberales desde 1871, a partir de la formación de Italia y Alemania.
  
El Nacionalismo en Europa surge con la Revolución Francesa, suceso que, recordemos, fue una causa externa para la Independencia de la Nueva España y de tal forma fue introducido aquí desde aquella época.

Las expresiones  de los intelectuales liberales de la República restaurada, como  Ignacio Manuel Altamirano se había referido a la necesidad de una independencia en las expresiones artísticas, que les liberara de las influencias europeas para volcarse en lo que se consideraba   debían ser los temas mexicanos y de historia patria. Lo que renovara las doctrinas del patriotismo religioso criollo, poniendo su fe en el desarrollo industrial y las comunicaciones; instrumentos que, se pensaba , difundirán la prosperidad y el conocimiento a las grandes masas indígenas  y mestizas , rescatandolas de su aislamiento , Justo Sierra, discípulo de Ignacio Manuel Altamirano , reconocía que la población mestiza había constituido el factor dinámico de la historia nacional.


El nacionalismo había nacido como expresión criolla en la Nueva España, en torno a la idea de una región rica  y plena que había sido incorporada al desarrollo universal por la conquista y su incorporación al catolicismo, bajo la especial protección de la Virgen de Guadalupe. La independencia fortaleció esta concepción que reconocía un destino manifiesto estampado en el escudo nacional, retomando las señales divinas  prehispánicas para su fundación mediante el águila y la serpiente sobre un nopal, integrado sobre una bandera tricolor que reafirmaba su espíritu liberal. Las guerras de reforma terminaron rechazando esta concepción criolla, al incorporar la secularización social.

La Revolución Mexicana se inició como una insurrección rural que, desde Chihuahua y Morelos, se propagó con reivindicaciones particulares y diferentes , a todo el país; en cuyo desarrollo participaron pueblos indígenas como los Nahuas, Yaquis, Mayos, Tepehuanes o Tarahumaras, reivindicando la tenencia de la tierra, al mismo tiempo que enfrentaban los efectos de la modernización económica y el centralismo desarrollados durante el Porfiriato, mientras defendían sus formas tradicionales de vida. Esta movilización  arrastró a los integrantes de grupos y comunidades en una explosión de rebeldía, que mezcló  a campesinos, rancheros, trabajadores urbanos y de las industrias extractivas, profesionistas, comerciantes y empleados, que se aglutinaron como parte de los ejércitos zapatistas, villistas y carrancistas, al mismo tiempo rompieron las barreras que los habían separado, para iniciar nuevos procesos de movilidad geográfica, socioeconómica y política.

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